Vistas de página en total

martes, 11 de octubre de 2011

LIDERAR TALENTO

Realmente, ¿qué pretendemos liderar?, ¿fuerza física?, en este caso quizás nos seria más útil un rebaño de elefantes. ¿Capacidad productiva?, en muchos casos son más útiles las máquinas que las personas. En los casos en que nos referimos a liderazgo, siempre nos referimos a personas y en este caso hemos de liderar algo que sólo las personas poseen ¡¡¡TALENTO!!!.

Pero ... liderar ¿qué talento?, pues todo, si hay algo que realmente vale la pena liderar, eso es talento. Es imprescindible gestionar y liderar el nuestro y en los casos en que tengamos la responsabilidad, el de los demás.

Hay errores que producimos cuando interactuamos con nosotros mismos y con los demás, muchas veces en relación a la gestión del miedo y de ese binomio miedo–motivación que provoca o inhibe nuestras acciones.

Seguramente hoy en día el talento es el activo más importante en nuestras empresas. Actualmente hablamos de activos intangibles, eso que suma 0 en el balance, pero que hace que una empresa adquiera un alto valor de mercado. ¿Que valdría Microsoft si solo tuviéramos su estructura, sus activos financieros y sus productos?, y se acabase el talento de sus trabajadores y directivos.

El talento solo se encuentra en las personas, solo estas pueden aportarlo, y es tarea del líder, conseguir que lo inviertan adecuadamente para extraer el máximo rendimiento.

Rememorando a Fromm, el talento es una propiedad funcional ya que es útil para la producción y la supervivencia.

Como líderes hemos de decidir que queremos liderar y como seguidores quién nos lidera: ¿Preferimos liderar un equipo de imbéciles o de genios?, ¿Puede ser genial el líder de un equipo de imbéciles?, ¿Podemos conformarnos con ser el menos imbécil del equipo?, posiblemente sea de aplicación la frase “en el país de los ciegos, el tuerto es el rey”.

Hemos de continuar decidiendo si es preferible ser “cola de león o cabeza de ratón”. Realmente no existen muchas posibilidades en la matriz decisional.

            1. 1. Liderar un equipo de genios.
1.   2. Liderar un equipo de imbéciles.
2.   1. Ser liderado por un genio.
2.   2. Ser liderado por un imbécil.

Este doble binomio se complementa con la decisión de que usted prefiere: A) Ser un genio  B) Ser un imbécil. Como ven solo tenemos ocho opciones.

Todos tendremos nuestras preferencias, pero yo prefiero ser el imbécil de un equipo de genios que el genio de un equipo de imbéciles. Dicho de otro modo, ser el peor de los jugadores del FC Barcelona que el mejor del Sporting Valdelascabras.

Seguramente si le preguntamos a la gente si prefiere ser liderado por un imbécil o por un genio responderán que prefieren ser liderados por un genio, si le preguntamos a los líderes si prefieren liderar un equipo de imbéciles o de genios, posiblemente obtengamos como respuesta que prefieren liderar a un equipo de genios que a uno de imbéciles. Pero precisamente ahí es donde empieza el problema. 

 Son los seguidores quienes definen al líder y veo realmente difícil que un grupo de imbéciles elijan correctamente al genio. Y también que a un imbécil le surjan seguidores geniales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario